30 mayo 2006

Despiertas

Vacío, un espacio de silencio enorme abierto entre grietas del alma, sin fondo, sin sentido. Penetro los abismos de tu cuerpo alterado, con huellas del encuentro más allá de los sentidos.

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Túneles infinitos recorridos, salida que no se divisa, siento mi cuerpo que se inquieta al pasar el tiempo.

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Una voz ronca desconocida escucho salir desde ti, no escuchaba hacia tanto tiempo.

- ¿Qué pasó?. - Solo esas palabras y un mundo de sueños, de amargura, de dolores, de desesperación ante la imposibilidad de despertarte, de luchar para levantar el ánimo a quienes te veían, a nuestros hijas para enseñarles a enfrentar los duros momentos de no tenerte cerca y no poder verte, sólo sabiendo lo que pasaba a través de mis palabras, de lo que escuchaban, de sus vivencias de niñas enfrentadas a algo desconocido, angustiante, allí estuve para ellas, allí estuve para mi , allí estuve para ti, lucha titánica para lograr esto, escuchar tu voz preguntando ¿qué pasó?.

- Tuvimos un accidente en el auto y tu sacaste la peor parte, yo quedé bien.

- Pero, cómo, cuánto tiempo ha pasado. No recuerdo nada. - Voz a través de un cuello que un tubo cruzó más de dos semanas. Tanto tiempo ha pasado, ya nada es igual, todo cambió, no queda nada de lo que fue. Cómo entender aquello para lo que uno no tiene una idea, cómo entender los caminos de la vida misteriosa que nos lleva a estas experiencias a la fuerza para que quien sabe de allí aprender a vivir la vida en forma distinta tal vez.

- No se dónde estoy, todo es raro. ¿Qué paso? - No hay emoción en ti, necesitas saber que pasó, eso es todo. Es como venir saliendo de un lugar desconocido. No recuerdas bien quien eres, las cosas no están claras aún.

Estamos con José, nuestro hijo. Lo sientes cerca, te hace cariño, te habla suave, te pide que te quedes tranquila, que te relajes

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