24 mayo 2006

Tarjeta de plástico

Hospital Clínico Pontificia Universidad Católica de Chile.

Un nombre, un número, estampados en una tarjeta de plástico. Le falta la banda magnética y tal vez podría girar con ella en algún cajero automático. ¡Antes que se lo lleven!, que es la moda. Grises y azules sobre el plástico, suave deslizar de los dedos sobre tu superficie.

¡Qué historia encierras tú pequeño rectángulo!

¡Vida y muerte!

Qué cerca está la muerte y no la sentimos, está tan cerca de uno y no la vemos. Se burla ante nuestros ojos y nos reímos, sin saber que se trata de nosotros mismos, vivos acercándonos a la muerte.

¡Cadáveres vivientes!

Pálidos, demacrados, huesos caminando, ¡qué patético! y otros rozagantes, mullidas barrigas, sonrientes rostros , igual van al mismo punto.

Amarillentas caras, pálidas manos, ojerosos ojos, que dormir no pueden, vesículas golpeando, piedras sonando, huesos flacos rodeados de piel cuero, que se pega y mueve al compás del vacilante caminar hacia la muerte.

Vida y muerte. Realidad y sueños.

Ilusiones, sueños pasajeros, parece tan completa tu vida: alegrías, dolores, esperanzas, temores, angustia, placer. Todo junto parece tanto, cada día tiene mucho por compartir.

Mientras, descansa tu golpeado cuerpo un sueño forzado por la morfinas, las mangueras entran y salen de tu boca, brazos, pecho, líquidos inútiles caen en vasijas que bajo la camilla esperan, suena el pulmón artificial, un dos, un dos, entra y sale el aire, tu pecho sube y baja al compás, tus ojos cerrados, en un sueño largo, larguísimo.

Allí estás, tendida sobre los fierros cubiertos de goma, género, catéteres, agujas, líquidos.

Viajas en el tiempo, tu cuerpo sigue quieto. Pasan las horas, los días, las semanas. Sigues durmiendo. Te miran ojos llorosos, angustia recorre esos corazones, ¡qué pena!.

No llores, ella está bien, necesita este descanso, ya volverá deja que repose su cuerpo maltratado, necesita ordenar sus huesos, su pulmón destrozado, perforado, limpiar la sangre bullente y volver a reír.

- ¿Por qué no puedo ver a mi mamita?

- Hija, ella necesita recuperarse, fue muy fuerte lo ocurrido.

(Suena música y letra pueblerina, bailan las piernas solas. Me dan ganas de bailar. Sonrío y siento a los demás en su sueño; cada cual riendo, serio, llorando, cada cual consigo y su problemática)

Plástico, ¡sólo recuerdos!


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